Proyecto Educativo
¿Qué significa la primera infancia en el siglo XXI?
¿Qué experiencias y conocimientos obtienen en la práctica niños y niñas en formación?
¿Qué “modelo” de infancia estamos ayudando a crear?

De la necesidad de responder algunas de estas preguntas surge el proyecto de nuestra institución, proyecto socio constructivista en donde entendemos el proceso de desarrollo de los niños/as como un proceso de aprendizaje gradual en el que el niño/a cumple un rol activo operante. Una de las propuestas pedagógicas referentes que guían nuestro camino son las que nacieron en un pequeño pueblo de Italia llamado Reggio Emilia, que a través del tiempo y en la actualidad contaron y cuentan con una suma de aportes teóricos de autores de la época y contemporáneo como lo fue Loris Malaguzzi.

¿Quién fué Loris Malaguzzi?

Después del término de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, las mujeres de Villa Cella, cercana a Reggio Emilia Italia, decidieron construir una escuela para sus hijos, dado que todas las de la región habían sido destruidas y ellas tenían que regresar a trabajar. Consiguieron la donación de un terreno, el material de construcción lo sacaron de las casas bombardeadas y el resto de los recursos se obtuvo de la venta de un tanque de guerra, caballos y camiones dejados por los soldados. El profesor Loris Malaguzzi (1920-1994), también periodista de la época, fue a constatar esta historia. Malaguzzi se emocionó con la iniciativa y abandonó su trabajo como periodista para sistematizar el tipo de enseñanza que estaba naciendo.

El sistema educativo de Reggio Emilia se basa en la gestión compartida y democrática. La auto-gestión fue la experiencia inicial de las escuelas del municipio, y por tanto, uno de los dos elementos esenciales de esta propuesta educativa. Siendo la escuela parte integral de la sociedad, el planteamiento no nace de la escuela en sí, si no de la comunidad. Otro elemento esencial es la imagen del niño, que es concebido como una persona fuerte y rica en potencialidades. El niño es considerado en toda su complejidad y respetado como un ciudadano con derechos. Los profesores son motivados a aprender a interpretar procesos continuos, en vez de evaluar resultados y productos. Los proyectos nacen de una necesidad y del deseo por conocer, siendo las relaciones el foco principal y la documentación el medio a través del cual todos los procesos se hacen visibles. Los proyectos son cooperativos y son el medio para que los niños puedan establecer conexiones entre sus experiencias, emociones, ideas y sentimientos.

Nuestro objetivo

Nuestro principal objetivo es brindarles un espacio adecuado de crecimiento para que puedan desarrollar al máximo todas sus capacidades, respetando sus procesos y tiempos de aprendizaje. Creando un clima en el que predomina el amor y el respeto hacia todas las personas que componen nuestra comunidad educativa.

La pedagogía de la relación y del aprendizaje parten de la idea de que los niños no aprenden solo por una relación de causa y efecto, ni por la enseñanza directa impartida por el adulto, sino que el aprendizaje es mérito del niño, de sus actividades y del uso de los recursos que poseen. Esta bidireccionalidad es ineludible, en el que las habilidades del adulto y del niño se necesitan mutuamente para una buena enseñanza que permita aflorar las capacidades de aprendizaje que el niño posee.

Lo antes descripto propicia un lugar apto para la inclusión de niños con capacidades diferentes ofreciendo igualdad de oportunidades para todos y educación en valores, entre los cuales la solidaridad y el respeto por el otro, tiene un lugar central en la formación de los niños y niñas. La integración dentro de una institución es tarea de todos, niños, docentes, personal del jardín, padres y equipo profesional, uno de los objetivos es favorecer especialmente el área social pero sin descuidar el área intelectual. Los niños merecen toda nuestra atención, niños que nos reserven sorpresa, que merecen que los tomemos de la mano y lo lleven hacia adelante, por el camino de la construcción del saber.

El aprendizaje del niño no se puede definir como reproducción, ni tampoco como comprensión, sino más bien como construcción. El niño es influido por el ambiente y, a la vez, él también influye en este. Unidad sinérgica, entre organismo y ambiente, construcción de sí mismo y del otro, cargada de conflicto y dialéctica, dramática y placentera. Consideramos al niño como un “niño competente”, deseoso de conocer y de crecer, de apropiarse del mundo que lo rodea, de interactuar y relacionarse con las personas que en el habitan.

Sabemos que el juego es parte fundamental del desarrollo de los niños, es el eje en el que centramos nuestra tarea educativa. “Los espacios de juego de los que participa el niño, como el repertorio de juegos que posee y la capacidad de interactuar con otros en situaciones lúdicas lo acerca a la posibilidad de pensar, de crear, de convivir, a entender mejor la realidad en la que vive, a manejarse de manera cada vez más rica en relación a su entorno y con otros”.

Nuestro proyecto educativo institucional está basado en crear un espacio de estimulación, soporte y afecto, considerando las potencialidades que los niños poseen para apropiarse del conocimiento, es en esta etapa de la vida en donde el entorno se percibe con más intensidad, cuando todo estimulo se convierte en descubrimiento, en aprendizaje y por lo tanto en experiencia de vida. Gracias a los andamiajes brindados por los docentes los niños se irán trasladando de un lugar más o menos cómodo hacia otro desafiante que estimule sus potencialidades de aprendizaje.

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